3-6 – Chronotipos temprano y tarde y preferencias individuales
Los cronotipos, también llamados tipos circadianos, se refieren a las preferencias individuales para los horarios de sueño y de actividad. Estas preferencias se inscriben en un continuum que va desde los tipos “acostarse temprano, levantarse temprano” (cronotipo de la mañana) a los tipos “acostarse tarde, levantarse tarde” (cronotipo de la noche), con muchas variaciones intermedias. Los cronotipos están en gran medida determinados genéticamente, pero también pueden ser influenciados por factores ambientales y de desarrollo.
Ejemplo: Imagina dos amigos, Julie y Thomas, que trabajan juntos en una oficina. Julie es una “alondra”, se levanta naturalmente temprano, está llena de energía por la mañana y prefiere acostarse temprano por la noche. Thomas, por otro lado, es un “búho”, le cuesta levantarse por la mañana, alcanza su pico de rendimiento a última hora de la tarde y le gusta quedarse despierto hasta tarde por la noche. Aunque comparten el mismo entorno laboral, sus preferencias de sueño y sus ritmos de rendimiento difieren debido a sus respectivos cronotipos.
Los individuos con un cronotipo de la mañana tienen un avance de fase de su reloj biológico en comparación con aquellos con un cronotipo de la noche. Esto se traduce en una secreción más temprana de melatonina en la noche, un inducción al sueño y despertar espontáneo más tempranos, así como un pico de vigilancia y rendimiento cognitivo en la mañana. Por el contrario, los individuos con un cronotipo de la noche presentan un retraso de fase, con una secreción de melatonina retrasada, un inducción al sueño y despertar más tardíos, y un pico de rendimiento desplazado hacia la noche.
Anécdota: En un estudio realizado con estudiantes universitarios, los investigadores descubrieron que los “búhos” obtenían peores notas que las “alondras”, especialmente en las clases de la mañana. Sin embargo, cuando los horarios se adaptaban a las preferencias de los estudiantes, la brecha de rendimiento desaparecía, destacando la importancia de respetar los ritmos biológicos individuales para optimizar el aprendizaje y el éxito académico.
Las diferencias individuales en los cronotipos están en parte determinadas genéticamente, con una heredabilidad estimada entre el 40 y el 50%. Variaciones en los genes del reloj, como PER3 y CLOCK, se han asociado con las preferencias para los horarios de sueño y actividad. Por ejemplo, se ha vinculado un polimorfismo del gen PER3 a la preferencia por los horarios tardíos y a una mayor sensibilidad a la falta de sueño.
Ejemplo: En una familia, el padre y la hija mayor son “búhos”, mientras que la madre y el hijo menor son “alondras”. Esta agregación familiar de cronotipos sugiere una influencia genética, aunque el entorno compartido también puede jugar un papel en la formación de las preferencias de sueño.
Los cronotipos evolucionan a lo largo de la vida, con variaciones relacionadas con la edad y el sexo. Los niños suelen tener una preferencia por los horarios tempranos, mientras que los adolescentes tienden a tener un cronotipo más tardío debido a un retraso de fase fisiológico en su reloj biológico. Este cambio puede causar dificultades para seguir los horarios escolares y una deuda crónica de sueño. Con la edad, se observa un avance progresivo de los horarios de sueño, siendo las personas mayores a menudo las que tienen un cronotipo más matutino.
Anécdota: En algunos países, como Alemania y los Países Bajos, se han establecido “escuelas nocturnas” para adaptarse al cronotipo tardío de los adolescentes. Las clases comienzan más tarde en la mañana y terminan a primera hora de la noche, permitiendo a los estudiantes seguir un ritmo más acorde con su reloj biológico. Los resultados preliminares sugieren una mejora en la atención, la motivación y el rendimiento escolar en estas instituciones.
Considerar los cronotipos es esencial para optimizar el sueño, el rendimiento y el bienestar. Los individuos que siguen un ritmo de vida en concordancia con su cronotipo generalmente reportan una mejor calidad de sueño, una mayor vigilancia diurna y un estado de ánimo más positivo que aquellos que están forzados a seguir horarios desfasados con relación a sus preferencias naturales.
Ejemplo: Un “búho” que trabaja en una oficina con horarios tradicionales (9h-17h) puede sufrir de falta crónica de sueño y somnolencia diurna, ya que tiene que levantarse más temprano que su hora natural de despertar. Por otro lado, si tiene la oportunidad de adaptar sus horarios de trabajo a su cronotipo (por ejemplo, comenzando más tarde en la mañana), podrá optimizar su sueño y su rendimiento.
Como Sleep Coach, es esencial tener en cuenta los cronotipos de los clientes al evaluar sus dificultades de sueño y al elaborar estrategias de optimización (ver módulos 6 y 7). Las recomendaciones de higiene del sueño y las técnicas de manejo de los ritmos circadianos deben adaptarse a las preferencias individuales, teniendo en cuenta las restricciones sociales y profesionales. El objetivo es encontrar un equilibrio entre el respeto a los ritmos biológicos y las exigencias de la vida cotidiana, con el fin de promover un sueño de calidad y un funcionamiento óptimo.
Ejemplo: Para un cliente con un cronotipo nocturno pero que tiene que levantarse temprano para trabajar, el Sleep Coach puede sugerir estrategias como la exposición a la luz brillante por la mañana, la práctica de actividad física al principio del día y evitar las pantallas por la noche, para facilitar el avance de fase de su reloj biológico y mejorar su adaptación a los horarios impuestos.
Puntos clave:
1. Los cronotipos, o tipos circadianos, representan las preferencias individuales para los horarios de sueño y de actividad, variando desde los tipos “acostarse temprano, levantarse temprano” (cronotipo matutino) hasta los tipos “acostarse tarde, levantarse tarde” (cronotipo vespertino).
2. Las diferencias entre cronotipos están en gran parte determinadas genéticamente, con una heredabilidad estimada entre el 40 y el 50%, aunque también pueden ser influenciadas por factores ambientales y de desarrollo.
3. Las personas con un cronotipo matutino tienen un avance de fase de su reloj biológico, mientras que las que tienen un cronotipo vespertino presentan un retraso de fase, lo que se traduce en diferencias en los horarios de secreción de melatonina, de sueño y de rendimiento cognitivo.
4. Los cronotipos evolucionan a lo largo de la vida, con variaciones relacionadas con la edad y el sexo. Los niños generalmente prefieren horarios tempranos, los adolescentes horarios tardíos y las personas mayores horarios más matutinos.
5. Considerar los cronotipos es esencial para optimizar el sueño, el rendimiento y el bienestar. Las personas que viven un ritmo de vida en armonía con su cronotipo generalmente reportan una mejor calidad de sueño y un funcionamiento óptimo.
6. Como Sleep Coach, es esencial tener en cuenta los cronotipos de los clientes al evaluar sus problemas de sueño y al elaborar estrategias de optimización, adaptando las recomendaciones de higiene del sueño y las técnicas de manejo de ritmos circadianos a las preferencias individuales, teniendo en cuenta las limitaciones sociales y profesionales.
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